Marcas, modelos, colores, funciones, todo pasa a un segundo término cuando le preguntamos al vendedor: “¿Cuánto dura la batería?” Y es que sin este pequeño elemento ni siquiera podríamos imaginar contar con la independencia y movilidad de muchos de nuestro “juguetitos”.
¿Pero se han preguntado qué pasará con esas pilas cuando se descarguen o cuando desechen el celular o el control remoto que las contiene?
Existen un montón de tipos de pilas: alcalinas, de plomo-ácido, de manganeso, de níquel-hierro, de litio, etc. Cada una tiene diferentes características, usos y duración, según los materiales que contienen; mismos que determinan los procesos de reciclaje y degradación.
La mayoría contiene metales pesados y compuestos químicos que son dañinos para el ambiente, como el Mercurio y el Manganeso, que en la actualidad se encuentran en las pilas alcalinas y las de C-Zn.
En México no contamos con normatividad alguna que nos indique cómo manejarlas cuando han sido desechadas, aunque ahora vemos que comienzan a proliferar los centros de recolección. Poco sabemos qué pasará con las pilas que depositamos en esos contenedores, y hay quienes aseguran que los procesos de reciclaje son más contaminantes que el desecharlas directo a la basura.
También se nos ha recomendado optar por las que son recargables, ya que así podemos asegurarles una vida útil más larga, pero resulta que las recargables son más contaminantes.
Y mientras la tecnología sigue su rumbo particular y cada día contamos con una gama más amplia de dispositivos móviles, la generación de energía parece avanzar a un ritmo disparejo y nos sigue llenando de preguntas y sentimientos de culpa.
Hemos visto interesantes propuestas que buscan reemplazar el uso de las pilas tradicionales, pero ¿hasta cuándo creen que podamos ver verdaderas alternativas comerciales de venta en el super?
G.
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